Queridos hermanos y hermanas en Cristo Jesús: En estas fiestas el Señor les regale la paz. Prontos a celebrar los días santos de nuestra redención contemplemos a Jesús el autor y consumador de nuestra fe, dejemos que nos hable en el silencio del corazón, entremos en nosotros mismos y desde un encuentro profundo con Él renovemos nuestra vida cristiana. Decía R. Trossero que a Dios le sobran propagandistas, pero le faltan testigos. Para ser sus testigos necesitamos renovarnos en el Señor en la intimidad del Cenáculo, junto a los Apóstoles: necesitamos ser mirados con los ojos misericordiosos de Cristo desde la cruz, necesitamos resucitar a una vida nueva.
Su santidad Benedicto XVI nos invita a renovar nuestro bautismo para luego cumplir con el grito de Juan Pablo II ¡Anuncien con valentía que Cristo muerto y resucitado, es vencedor del mal y de la muerte!
Nuestra comunidad necesita ser transformada. Solo Jesucristo puede hacerlo en nosotros y con nosotros. Cristo desea encontrase contigo y te invita a vivir esta semana santa con gran intensidad. Le pedimos con los discípulos de Emaus: “Quédate, Señor con nosotros” enardece nuestros corazones con tu palabra y transforme nuestra vida en servicio y ofrenda agradable a tus ojos.
Hno. Juan Carlos Olguín Vásquez
Administrador Parroquial
No me hace falta una regla para con Dios hablar,
somos muy amigos y nos gusta variar,
y nos da buen resultado la sinceridad.
Los hombres se complican mucho
uniendo tonterías en una verdad
Cuando la noche te encuentre con el corazón partido
Cuando en tu corazón habite el azul del cielo
En las horas felices
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